Lilith es una figura legendaria del folclore judío, de origen mesopotámico. Se le considera la primera esposa de Adán, anterior a Eva. Según la leyenda, abandonó a Adán para irse del Edén. Luego se instaló junto al mar Rojo, junto a sus hijos, y allí se unió con Lucifer o Satanás, que llegó a ser su amante. Más tarde, se convirtió en un demonio que se une a los hombres como un súcubo, engendrando hijos, los lilim, con el semen que los varones derraman involuntariamente cuando están durmiendo.
El origen de Lilith parece hallarse en Lilitu y Ardat Lili, dos demonios femeninos mesopotámicos, relacionados a su vez con el espíritu maligno Lilu. En los nombres de esta familia de demonios aparece la palabra lil, que significa ‘viento’, ‘aire’ o ‘espíritu’. Los judíos exiliados en Babilonia llevaron a su tierra de origen la creencia en esta criatura maligna, cuyo nombre, adaptado a la fonética del hebreo como Lilith, se puso en relación con la palabra parónima hebrea "laila", noche.
El origen de la leyenda que presenta a Lilith como primera mujer se encuentra en una interpretación rabínica de Génesis 1, 27.1 Antes de explicar que Dios dio a Adán una esposa llamada Eva, formada a partir de su costilla, el texto dice: "Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó". Si bien hoy suele interpretarse esto como un mismo hecho explicado dos veces, otra interpretación posible es que Dios creó en primer lugar una mujer a imagen suya, formada al mismo tiempo que Adán, y solo más tarde creó de la costilla de Adán a Eva. La primera mujer a la que alude Génesis 1, 27 sería Lilith, la cual abandonó a su marido y el jardín del Edén.
Adán y Lilith nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales con ella, Lilith se sentía ofendida por la postura acostada que él le exigía. "¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual". Como Adán trató de obligarla a obedecer, Lilith, encolerizada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.
Juan Palomares no representa a Lilith como la versión demoniaca y venal expuesta por la Biblia o por las tablillas mesopotámicas, sino como la creadora de la civilización humana, poderosa y emprendedora, recién bajada del cielo y del paraíso, dónde hubiese podido tener una vida perfecta pero sometida. El artista expuso en la galería Menfis de Granada, dónde el mito de Lilith se convirtió en arte.